Autor: Dra Francia Rocha Vásquez
“Nuestra tarea radica en orientar a los padres sobre cualquier factor de riesgo en todo contexto que ponga en peligro a ese adulto en potencia que estamos cultivando.”
Buenas, buenas, hoy llego por aquí para que hablemos sobre una cita importante en la vida de ese ser maravilloso que es tu bebé. Desde el inicio de tu embarazo hay tres encuentros importantes: Tu primer control prenatal, el día que conoces a tu hijo y su primera visita al pediatra. De esta última, me encantaría dejarte unas reflexiones producto de mi experiencia profesional.
Antes de seguir, te quiero contar que pediatría no es una especialidad cualquiera, no es porque sea mi campo, pero realmente ejercer medicina en el contexto infantil es un reto. Créeme, no es fácil hacer diagnósticos a personitas que no hablan, si no que lloran. Por esto los pediatras jugamos y hasta cantamos con tal que un bebé abra la boca. Sin embargo, hay procedimientos incómodos, pero necesarios, es el caso del examen de oídos, o pesarlos. Muchos lloran, y eso no lo condena como malcriado, ni nos hace malos pediatras a nosotros.
Te cuento este contexto como bienvenida y para decirte, que somos unos profesionales formados para hacer equipo contigo. Como lo dice Carlos González, puericultor de la Universidad de Barcelona: “Acompañamos a los padres a confiar en su instinto”. Es decir, trabajamos con la información que aportan ustedes los padres, por eso aquí va mi primera gran reflexión:
1. Ser honestos con el pediatra desde el momento cero.
Pues, cuando nosotros nos levantamos del escritorio, luego de escuchar detenidamente tu historia, ya tenemos una idea sobre que vamos a examinar, pero si esta información no es clara pueden quedar cosas sin revisar.
Por otro lado, los doctores de niños ayudamos a crear las bases de una vida adulta sana, un diagnóstico puede significar un cambio en la calidad de vida de ese niño y su entorno en un futuro. Por eso, les dejo esta segunda reflexión:
2. Nosotros vemos al bebé y su familia, mascota incluida.
Nuestra tarea radica en orientar a los padres sobre cualquier factor de riesgo en todo ese contexto que ponga en peligro a ese adulto en potencia que estamos cultivando.
En ese orden de ideas, para nosotros cada detalle es importante. Así, la historia del recién nacido comienza desde el momento de la preconcepción y en algunos casos desde el momento que se enteran del embarazo. De ahí el hecho, que preguntamos mucho sobre tu vida antes de convertirte en mamá o papá. De manera que siempre lleva contigo los documentos de tu control prenatal, ecografías, exámenes sanguíneos, te recomiendo tener todo en una carpeta, créeme los pediatras amamos las familias con todo ordenado. Entonces, tercera reflexión:
3. La organización es importante para aprovechar al máximo la consulta.
Todos los pediatras tenemos 9 años de estudios, 6 de medicina general y 3 de especialización, por lo tanto, podríamos asegurar que todos de cierta manera aprendemos lo mismo. Sin embargo, en el día a día es posible que cada uno tengamos enfoques diferentes. Basados en esto, ten en cuenta mi cuarta reflexión:
4. Infórmate del perfil de tu pediatra previo a la cita y quédate con quien te sientas en familia.
De manera que te sientas en libertad de preguntar y expresar tus miedos, incluso hasta llorar. ¡Pero atención! La defensa de la lactancia materna, la vacunación, y el afecto de familia como clave del desarrollo del niño son innegociables. Si un colega te sugiere que no cargues a tu bebé, déjalo ir.
Recuerda, no todas las primeras consultas son sonrientes ni aptas para fotos en redes sociales, en algunos casos hay papás preocupados, mamás cansadas, padres solteros, familias en duelo, en fin, ninguna es igual a otra, pero todas con un recién nacido que cuidar y amar.
Para finalizar y como no hay quinto malo, te comparto esta última reflexión:
5. Lleva al bebé con ropa cómoda.
Esta primera consulta las familias suelen llegar con una mezcla de emociones, pero todas, sin excepción, quieren a sus bebés con el mejor vestido, cosa que yo personalmente aprecio muchísimo, no obstante, en la práctica un bebé con exceso de ropa se le bloquea el libre movimiento y le genera aumento de calor corporal, como resultado se torna irritable. En consecuencia, la mama se divide entre atenderlo o prestar atención a la consulta. Es decir, llévalo con ropa fresca y cómoda de manera que puedas estar concentrada en tu conversación con el pediatra, y evitar la frase clásica de la segunda visita: “Doctora, yo no me acuerdo de eso”.
Les suena familiar?
Avec plaisir
France
Contacto: creciendoconfrance@gmail.com
Instagram @creciendoconfrance
Imagenes: canva.com